El origen de la destilación en Jerez se remonta a la época de la dominación árabe,
siglos XIII-XIV de nuestra era, de la que provienen las denominaciones hoy utilizadas,
alambique,
alquitara,...
Posteriormente la historia del vino y el brandy de Jerez corren paralelas.
Desde el siglo XVIII los exportadores de sherry realizaban destilaciones para obtener
alcohol
con que "encabezar" sus vinos. Sin embargo, hubo de pasar algún tiempo para que los bodegueros jerezanos advirtieran
la maravillosa evolución que experimentaban los destilados vinícolas al envejecer en botas de madera
previamente utilizados para el vino de Jerez.
Se fermenta
mosto de uva
para producir vino que a su vez se destila para conseguir aguardiente. Este producto, pálido y
transparente se llama "holanda" y se deja madurar en las botas de roble que han contenido vino de Jerez
durante por los menos tres años. De hecho, el tipo de vino que ha contenido la bota (bien sea Fino,
Amontillado u Oloroso) dará un carácter especifico al Brandy de Jerez en su proceso de envejecimiento.
Las holandas, destilado de vino a 60-, conservan los componentes volátiles del vino enriqueciendo el
brandy con los componentes originarios del vino.
Como es tradicional en la zona, González Byass envejece sus brandys a través del sistema de criaderas y
solera, utilizando para ello botas de roble americano que previamente han servido para criar vino de
Jerez. De esta manera, el roble se encuentra preparado para recibir a las holandas o destilados y les
conferirá toda su personalidad a lo largo de los años de crianza. Los diferentes grados de envejecimiento
y la utilización de distintos tipos de destilados vínicos determinarán básicamente las características
finales del brandy de Jerez. Atendiendo a su vejez, la Denominación Específica Brandy de Jerez diferencia
tres categorías: los brandys denominados "Solera", los "Solera Reserva" y los "Solera Gran Reserva".
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